23 dic 2013

Navidad en el bosque de Los Robles

El fin del otoño había llegado al Bosque de los Robles. Los animales estaban recogiendo los pocos frutos que quedaban en árboles y arbustos antes de que todo se viera cubierto por la nieve. En el Bosque de los Robles vivían cinco amigos: la rana Crogy, la oca Lisa, el ratón Minú, la liebre Lucila y el cerdito Koke. Desde la primavera todos habían ido almacenando en casa sus frutos favoritos con los que, durante todo el invierno, se proponían hacer deliciosos pasteles. Transcurridos unos días en los que no había dejado de llover, por fin hacía un sol radiante y el paseo por el bosque resultaba muy placentero. Los cinco amigos estaban charlando animadamente, cuando a Crogy, al ver las cestas llenas de frutos, que cada uno llevaba, se le ocurrió proponer la idea de hacer este año un concurso de pasteles navideños. Además, Crogy había pensado que el pastel ganador fuera el que comieran todos los asistentes a una fiesta que se celebraría en "El Gran Claro" del bosque, donde algunos animales podían cantar villancicos y otros representar un belén viviente. A todos les pareció una idea estupenda y decidieron quedar esa misma tarde para hacer un cartel que anunciara el concurso de pasteles. Así, podría participar todo el que lo deseara. Dicho y hecho, a última hora de la tarde los carteles estaban colocados por todos los árboles del bosque. Además de los cinco amigos, al concurso también se presentaron otros animales. Todos ellos empezaron a ensayar sus pasteles. Durante aquellos días, se les veía andar de un lado para otro un poco cabizbajos. Nadie hasta el momento había conseguido hacer un pastel que gustara a todo el mundo. La idea de Crogy, que en principio había parecido tan buena, estaba resultando una pesadilla. El principal problema era que cada uno estaba haciendo el pastel a su gusto sin pensar en los demás. Lisa, la oca, había hecho una magnífica tarta de pera, que a nadie más le gustaba. Crogy la había hecho de fresa y a Koke y a Minú no les gustaban las fresas y así todos los demás. El comité de fiestas quería que el pastel para Navidad le gustara a todo el mundo y que llevara frutas variadas, chocolate, caramelo, nata, mazapán etc. Viendo el problema que estaba causando aquel concurso de pasteles, convocaron a todos los habitantes del bosque a reunirse en "El Gran Claso". Tenían que encontrar una solución que resultara beneficiosa para todos. Tras mucho discutir llegaron a la conclusión de que lo mejor sería que todos juntos colaboraran con sus productos y sus recetas en la elaboración del pastel. Así, encontrarían la manera de hacer un pastel con ingredientes variados que seguramente gustaría a todo el mundo. Finalmente llegó la víspera de Navidad y todos se pusieron manos a la obra, lo pasaron fenomenal mientras hacían el pastel y lo que salió del horno resulto espectacular. Al día siguiente, todo estaba preparado en "El Gran claro del bosque. Lo habían adornado con unas lucecitas de color azulado que le daba una luz muy especial. En la mesa que estaba colocada en un lado del gran claro, donde estaban también las bebidas, lucía esplendoroso el pastel de Navidad, que además de bueno estaba precioso, decorado con figuritas y adornos de colores que habían aportado todos los habitantes del bosque. Durante la fiesta, escucharon villancicos y vieron el belén viviente, comieron pastel, charlaron animadamente y después de pasar una noche de Navidad inolvidable en compañía de todos sus amigos, los animalitos se fueron retirando a sus casas muy felices y orgullosos de haber sido capaces de organizar una fiesta que gusto a todos y sobre todo de haber hecho un gran pastel de Navidad que a todos les pareció delicioso.

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