23 dic 2013

El secreto de la Navidad

Marta estaba en casa haciendo los deberes. Quería sacar buenas notas porque la señorita Belén no iba a estar en el colé después de Navidad y quería que esta le pasara buenos informes a la nueva profesora. Marta había oído que se mudaban a otra ciudad por el trabajo de su marido. Pensando en esto y sin darse cuenta su imaginación comenzó a volar. Dentro de exactamente 17 días les daban las vacaciones de Navidad. Pensaba en lo a gusto que se quedaría durmiendo un poco mas por las mañanas y que además tendría mucho tiempo para leer. A Marta le encantaba leer y ya había preparado tres o cuatro libros para las vacaciones. También pensaba en los regalos de Navidad, aunque aun no sabía lo que iba a pedir. Tenia tantas cosas que era muy difícil pensar en un regalo que realmente le hiciera ilusión. Marta era bastante caprichosa y siempre estaba pidiéndoles cosas a sus padres. - ¡Marta! ¡A merendar! Llamo su madre. Ella salió de su ensimismamiento y corrió a por su merienda. Después de merendar Marta terminó sus deberes vio un poco la tele, cenó, dijo hasta mañana a sus padres y se acostó. Serían aproximadamente las nueve y media de la noche. Cuando se metió en la cama, quiso leer un poco antes de dormirse, aunque estaba muy cansada. Como el día anterior había terminado un libro, pensó que iba a empezar a leer otro de los que tenía guardados para las vacaciones. Estuvo un rato dudando y finalmente escogió uno que le había regalado su abuela Lidia y que se titulaba "El secreto de la Navidad". Miró un poco la portada del libro y después lo abrió. Nada mas fijar la vista en las primeras palabras empezó a sentir una sensación envolvente y rara. Era una sensación como de pesadez gustosa. Parecía como si cayera y flotara al mismo tiempo. De pronto se vio en una habitación que no conocía, rodeada de regalos de Navidad, que estaban preparados para envolver con unos preciosos lazos que estaban en una bolsa grande y transparente al lado de la puerta. En la chimenea ardía un fuego rojo muy brillante. La habitación era bonita y acogedora toda de madera. Marta vio que había un gran árbol de Navidad, aun sin decorar, a su lado una caja enorme llena de adornos de colores, sobre todo rojos y verdes, también había muchas lucecitas blancas. El colorido y la luz de la habitación le hacían sentirse a Marta muy a gusto y relajada. En ese momento entró una señora y le dijo: - Marta, apresurate que tenemos prisa. Aquella señora parecía conocerla como si fuera alguien de la familia, pero ella no recordaba haberla visto en su vida. Marta pensó ¿Que hago yo aquí? Y¿A donde vamos con tanta prisa? Marta abrió la puerta de la casa y salió, se encontró en un jardín lleno de adornos y luces de Navidad, ella no había estado nunca antes en ese jardín. Aquella señora la estaba esperando en un coche grande y rojo a la puerta de la casa y le dijo: - Vamos, Marta, sube de una vez, que tenemos montones de cosas que hacer. Cuando se montó en el coche la señora le preguntó: - ¿Tienes ya preparada la lista de regalos para toda la familia? ¿te has acordado de coger dinero de tu hucha para comprar los regalos? Marta no sabia que decir. En ese momento vio que asomaba un papel del bolsillo de su abrigo y lo saco. Al desdoblarlo pudo leer una lista en la que estaban todos sus familiares incluidos los abuelos y unos tíos que vivían en Barcelona. En el ultimo lugar estaba también el nombre de su mejor amiga, Claudia. En total 15 nombres. Marta estaba asombrada, pero extrañamente no estaba asustada. Aquella señora le transmitía una sensación de tranquilidad muy agradable, aunque le apuraba un poco no saber como llamarla. Afortunadamente, descubrió en su cuello un colgante, que le pareció muy bonito, donde se podía leer: Luisa. Marta probó a llamarla por ese nombre y le dijo: - Luisa, ¿Dónde vamos de compras? Y ella respondió con toda naturalidad: -Vamos al centro. Allí encontraremos casi todo lo que queremos. Marta se divirtió muchísimo pensando en el regalo que podría gustarle a cada uno de los miembros de su familia y a su amiga Claudia. Aquel día descubrió el placer de regalar. De vuelta a casa, Luisa le dijo a Marta que el resto del día lo emplearían en empaquetar los regalos y ponerle a cada uno una notita con algo especial. Asimismo decorarían la casa y si tenían tiempo prepararían también dulces de Navidad. Marta no había disfrutado nunca en su vida tanto como aquel día con Luisa. Decoraron el salón de la casa y empaquetaron los regalos, que quedaron preciosos y muy decorativos. Incluso les dio tiempo a hacer unas galletas de Navidad con formas de estrella, de abeto, de Papá Noel y que estaban riquísimas. Repentinamente Marta empezó a sentirse como entumecida, los ojos se le cerraban y oyó una voz lejana que le llamaba: - Marta, Marta ¿Qué haces todavía con la luz encendida y leyendo?. Era la voz de su madre. Marta abrió los ojos estaba tumbada en su cama con el libro "el secreto de la Navidad" aun entre sus manos. Su madre estaba a su lado y le dijo: - Marta, es muy tarde son las doce de la noche. No puede ser que todos los días te quedes leyendo hasta tan tarde, debes dormir más. Marta le respondió: - Creo que me había quedado dormida. Su madre le dio un beso y la arropó. A gusto en su cama y en la oscuridad del cuarto, Marta estuvo un buen rato pensando en el sueño que había tenido y que parecía tan real. Había experimentado algunas sensaciones muy bonitas en las que nunca había pensado. Marta se había dado cuenta de lo bonito que es hacer regalos a los demás; de lo divertido que es prepararlos, envolverlos y colocarlos en el árbol. También le había gustado mucho decorar la casa y hacer las galletas navideñas pensando en hacerlo para el resto de la familia. Marta tomo una decisión. Aun quedaban unos cuantos días hasta la Navidad e iba a cambiar completamente su actitud. Esperaba pasarlo mejor que nunca con su familia y amigos. A la mañana siguiente Marta fue, como todos los días al colegio. Al entrar en la clase vio que la señorita Belén estaba hablando con otra señora. A Marta le resultó familiar su cara pero no sabía de que la podía conocer. Todos se sentaron en sus sitios y la señorita Belén les presentó a la otra señora, diciéndoles que iba a ser su nueva profesora a la vuelta de las vacaciones de Navidad. Cuando la señorita Belén dijo que su nueva profesora se llamaba Luisa, a Marta le dio un vuelco el corazón. Además, pudo ver, en su cuello, el precioso colgante con su nombre, que ella ya conocía... Al saludar a los alumnos, la nueva profesora pasó su vista por toda la clase y a Marta le pareció que le guiñaba ligeramente un ojo. Algo mágico tenia aquella profesora, que por lo demás parecía muy normal. Marta quiso pensar, que aquello había sido una coincidencia, pero esperaba con mucha curiosidad el comienzo de las clases con aquella nueva profesora que parecía tener muchas cosas "interesantes" que enseñar...

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